Porque aunque las cosas cambien, la vida sigue y el arte nos llena.
Retratar, esa es mi fotografía. Miles de negativos y de archivos guardo con rostros, con miradas, retratos de personas conocidas y anónimas, que han pasado delante de mi cámara.
El acercamiento, el compartir el mismo espacio en el estudio, colocar, indicar cómo, la luz…romper esa barrera que todos en un primer momento nos ponemos. Vivirlo y sentir la energía que se crea entre retratado y retratista. Dos o tres click!, no más, norma que cumplo herencia de los límites del carrete, de acotar y exigirme. Así son mis retratos.
¿Y ahora? no hay elección, no debemos estar a menos de metro y medio, no debemos compartir el mismo espacio ni tocarnos.
Siento la necesidad de acercarme a mi familia y amigos; a amigas y a compañeras, a los del pueblo, a los del trabajo, a los que veía todas las semanas en el barrio, etc. La necesidad de retratarles. Entrar en su casa y, desde la mía, crear ese espacio compartido, romper los límites físicos e intentar sentir de nuevo esa energía que nos une en la mirada, en lo hablado, en las risas y… con dos o tres click! Componer y hacerte un retrato.